15 de agosto de 2017.- El pueblo originario Ñhato – Otomie de San Francisco Xochicuautla lleva 10 años defendiendo su territorio de la construcción de la carretera Toluca – Naucalpan del Grupo Higa, que pone en riesgo la relación de la comunidad con el Gran Bosque Otomí, una de las principales fuentes de oxígeno y agua en la zona metropolitana del Valle de México y Toluca.
Xochicuautla, pueblo ubicado en el Municipio de Lerma en el Estado de México, define su identidad en la vida comunitaria y los vínculos con el bosque, transitando por las veredas de las 15 peregrinaciones anuales hacia los centros ceremoniales en la cima de los cerros para curarse, ofrendar, bendecir la cosecha o agradecer la lluvia, desde hace siglos.
Las afectaciones por la carretera
La comunidad cuenta con manantiales que abastecen la entidad y un pozo que llega al sistema Cutzamala que suministra a la Ciudad de México. La carretera reducirá la producción de agua en 2 millones de litros por año, lo que agotará con el tiempo los mantos acuíferos y pondrá en riesgo la relación cultural de la comunidad con la naturaleza.
La Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad (CONABIO) diagnosticó que el proyecto afectará 296 especies de flora y fauna, muchas con protección especial o en peligro de extinción. El daño ecológico a las áreas naturales protegidas de la zona afectará entre 600 y 900 mil metros cuadrados.
La defensa de Xochi
La resistencia comunitaria comenzó en 2007 al descubrir en sus tierras, ingenieros y materiales de construcción. Un año después, el gobierno del Estado de México otorgó registro agrario y la facultad de asistir a asambleas a un grupo de comuneros, entrando en controversia con el Decreto Presidencial de 1951 que otorgaba la propiedad comunal de la tierra. Ante el descontento, Xochicuautla se reunió por usos y costumbres en asambleas que desestimaron el proyecto.
La construcción de la carretera ha estado marcada por violaciones a los derechos de la comunidad; comenzando con el incumplimiento del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que obliga a realizar una consulta libre, previa e informada a las comunidades indígenas sobre los proyectos que les afecten.
La comunidad de Xochi ha sufrido agresiones, criminalización e intimidación. Por ejemplo, en 2013 y 2014 fueron detenidas 22 personas por tratar de impedir la entrada de maquinaria a sus terrenos y en abril de 2016, entraron tractores a San Francisco Xochicuautla sin aviso y destruyeron la vivienda de un líder comunitario, parte del bosque y el campamento, poniendo en riesgo la vida de las personas de la comunidad.
Con el apoyo de un equipo técnico, la comunidad diseñó una propuesta que no implica un cambio de trazo carretero, por lo que no elimina todas las afectaciones, pero sí contempla construir puentes y túneles ecológicos para el paso de habitantes, fauna y corrientes de agua. Esta propuesta lleva debatiéndose en mesas de diálogo y foros, desde el mes de mayo.
De esta manera Xochicuautla allana el camino al aceptar el paso de la carretera por su comunidad, reconociendo las necesidades del estado, pero exige reducir los efectos adversos al medio ambiente y los daños a la cultura de su pueblo.
La lucha de Xochi recupera valores ancestrales como el diálogo y la no violencia para privilegiar la convivencia pacífica, aunque en este proceso han sido muchos los episodios en los que el estado no ha respetado los derechos de la comunidad es de destacar este talante conciliador.
Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor o autora y no necesariamente reflejan la postura oficial de Oxfam México
*Las fotografías son cortesía de Sonia Håkansson