Ahora imagínate que además de toda esa angustia, la desesperanza de ver destruida tu casa, el dolor de ver a un familiar, amigx o vecinx atrapado y con pocas expectativas de verle vivo de nuevo; no puedas permitirte tiempo ni siquiera para llorarle, para velarle, para llevar el duelo, porque ahora tienes que ocuparte de recuperar lo que seguramente te costó años y mucho esfuerzo construir, comprar o alquilar.
Ahora tienes que consolarte con recibir un pésame al más puro estilo diplomático de quien no se cansa de reiterar su “compromiso” de estar pendiente de todos y cada uno de ustedes hasta que se recuperen de este “gravísimo” problema.
Conformarte con recibir un par de cobijas o una despensa presumiblemente hurtada de un cargamento de ayuda humanitaria y que ahora lleva el sello político del ayuntamiento. Y si eres un poco afortunadx, tal vez consigas una casa de campaña para resguardarte del frío y la lluvia en los próximos días, semanas o meses.
Sé paciente, porque aunque te hayas quedado sin casa, sin medios de vida, sin acceso a agua potable y sanidad y, viéndonos muy dramáticos, también sin comunicación, debido a que los caminos resultaron averiados; no faltará alguien que proponga una “respuesta eficaz, por ejemplo, que tú y tus familiares se organicen en tandas y se encarguen de reconstruir sus viviendas. Quizá sean afortunadxs y les toque ser de lxs primerxs en el sorteo.
Ahora bien, si tú que estás leyendo esto, naciste mujer, pues ya se amoló más la cosa. Te tocará duplicar tus jornadas de trabajo.
Seguramente tendrás que caminar mucho para conseguir un poco de agua, formarte en largas filas para alcanzar una de esas despensas y hacerte cargo de las tareas de cuidado de niñxs y personas enfermas. Y además convencerles a ellxs – que portan el logotipo de la instancia federal- de que también tienes derecho a acceder a los recursos destinados para la recuperación, aunque seas mujer, aunque no cuentes con los títulos de propiedad y aunque no seas casada.
¿Qué?, ¿te parece exagerado todo lo que te digo? Tranquilx, afortunadamente tú puedes simplemente dejar de leer y escapar de la pesadilla. También podrías pedir que en tu próxima vida no nazcas empobrecido, indígena, o peor aún, mujer indígena; que no tengas que vivir en las periferias o en lo más alto de la montaña, y que hables español y no una lengua originaria.
Ah, por último, sé cuidadosx, no vaya a ser que la próxima vez que trates de resguardarte por miedo a que te caiga encima lo que queda de tu casa, lo que termine cayendo sea un helicóptero que sobrevuela la zona para ir en tu “auxilio”. Ya sabes, los protocolos tienen sus fallas.
Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor o autora y no necesariamente reflejan la postura oficial de Oxfam México
Imagen tomada de https://www.animalpolitico.com/2017/09/oaxaca-damnificados-sismos-constantes/ el 8 de junio de 2018 a las 12:15 hrs