Primitiva Julieta Vázquez es la primera mujer en presidir el comisariado ejidal de Monte del Toro, una de las comunidades de Oaxaca que se han organizado para declarar su territorio prohibido para la minería.
Tres personas fueron propuestas y ella resultó electa por mayoría de votos. La legitimidad de su cargo se palpa cuando la ves hablando con el grupo de hombres que conforman el comisariado ejidal. La escuchan, apoyan sus propuestas, confían en ella.
“Yo me siento muy a gusto con mi cargo porque fue en elección, los ejidatarios se reunieron mediante convocatoria y me eligieron a mí. Conocen mi trabajo porque antes he desempeñado cargos de tesorera, de secretaria del consejo de vigilancia y siempre me gusta asegurarme que las cosas se hagan bien, no agarrar lo que no es de una y que no se corrompa la gente”, dice Julieta.
Entre sus funciones como presidenta de comisariado ejidal, Julieta es responsable de emitir permisos y supervisar los trabajos en las zonas parceladas donde se cultiva; las zonas de agostadero, en las que crecen pastos para alimentar a los animales, y las zonas de uso común en el ejido.
Una de sus responsabilidades más grandes es cuidar que no se vendan terrenos a personas ajenas a la comunidad y así evitar que la minera Cuzcatlán, que ya está instalada en la comunidad de vecina de San José del Progreso, extienda la explotación de oro y plata a Monte del Toro.
“Tenemos un acta de territorio prohibido para la minería que se firmó en 2015 y significa que nadie va a entrar a nuestro territorio sin permiso, sin la firma del comisariado o de la autoridad municipal nadie puede vender terrenos. Aquí la mina no entra”, asegura.
Además de este trabajo voluntario, Julieta tiene un segundo trabajo remunerado y un tercer trabajo que consiste en cuidar de su madre de 97 años. Así es como describe lo que hace en un día normal.
“Tengo mi ganado, voy a fertilizar, voy a darle vueltas a mis terrenos. También hago mis tortillas, hago la comida y el almuerzo; y tengo que cuidar de mi madre que ya está de avanzada edad, tengo que llevarla al baño, asearla, darle sus medicamentos. Yo ando en todo”.
Muchas personas como Julieta están trabajando para defender su territorio de la minería. Reforestan, hacen obras de retención de agua, desarrollan actividades productivas como invernaderos de jitomate y se organizan para tejer un comunidad fuerte que no pueda ser fracturada por intereses económicos.
“El pueblo no se vende, no debemos pensar en nosotros, no debemos ser egoístas. Hay que hacer todo lo que tengamos que hacer para cuidar la tierra. Yo no tengo hijos, pero no voy a dejar de luchar porque la tierra es nuestra y hay que cuidarla para los que vienen”.
Monte del Toro es una de las comunidades que presentan su caso en el Juicio popular comunitario contra el estado y las empresas mineras, para denunciar la violación de derechos de pueblos y comunidades indígenas como resultado de los proyectos mineros.
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