*Este relato está basado en una entrevista con Janet, durante su estancia en el albergue instalado en el estadio Jesús Martínez “Palillo”, en la Ciudad de México
Yo sé lo importante que es el estudio. Siempre he tenido claro que mis hijas e hijos tienen que estudiar, pero aunque quiera mandarlos a la escuela, la cosa en Honduras se nos puso muy difícil.
Tengo una niña de 9 años, un niño de 8 y otra chiquita de apenas un año y medio. Cuando nacieron los primeros, ahí la llevábamos con dificultad pero, de unos años para acá, ni mi esposo ni yo ya pudimos conseguir trabajo.
Tener tres hijos y sin trabajo es muy difícil, porque para ir a la escuela necesitan cuadernos y todos los útiles escolares. Uno ni eso puede darles. Es más, no podíamos ni comprarles zapatos o ropa porque no había de dónde sacar dinero.
Por eso nos unimos a la Caravana. La mayoría de la gente quiere cruzar al otro lado, pero yo tengo familia en Tijuana y me quisiera quedar ahí. Dicen que la paga no es buena, pero por lo menos hay trabajo.
No más que es bien difícil. Hay gente que trae mucha prisa por llegar a Estados Unidos y quieren avanzar bien rápido, pero nosotros no podemos. Las niñas y niños caminan lento, se cansan y hay que cargarlos. Además andan enfermos.
Mi niña chiquita anda con tos y gripe, ya tiene dos días con calentura, ¿así cómo vamos a avanzar? No podemos, tenemos que quedarnos a descansar en los albergues, esperar a que le haga efecto la medicina.
Pero tampoco podemos separarnos del grupo porque hay gente que dice muchas cosas, que aquí es bien peligroso, que secuestran a los niños y a la gente, entonces eso es lo que nos da temor.
Tratamos de montarnos en rastras (tráilers) o en carros, pero no siempre nos llevan. Todavía tenemos la esperanza de que nos pongan transporte porque la caminata con niños y niñas sí está bien pesada.
Con todo y eso, no nos podemos quejar porque nos han ayudado mucho en el camino, hasta en los pueblos más chiquitos cuando venimos con sed nos han regalado agua, nos han dado comida, a veces la gente es pobre también y sólo nos puede dar naranjas, lo que pueden nos dan.
La verdad, una no se esperaba eso, pero sí nos han demostrado que nos van a ayudar y que están con nosotras. Nos han hecho sentir un poco menos solas.
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