*Este relato está basado en una entrevista con Marlen, durante su estancia en el albergue instalado en el estadio Jesús Martínez “Palillo”, en la Ciudad de México
Pasamos tantas horas en el puente para cruzar de Guatemala a México, que pensé que no lo íbamos a lograr. Duramos un día entero ahí sin agua, sin comida, sin poder ir al baño. Tengo una niña de 7 años que es muy inquieta y tenía muchas ganas de hacer pipí, se fue buscando un baño y se nos desapareció un buen rato, pensé que ya no la volvía a ver.
Mi Génesis, así se llama mi hija, es la más feliz con el viaje, parece que no se entera de los peligros. Estaba bien contenta cuando nos subimos a la caja de un camión todas amontonadas. Yo llevaba al bebé en brazos, trataba de mantenerlo pegado a la chichi para que no llorara, apenas cabíamos, un muchacho se quiso subir a fuerza cuando ya estaba bien lleno y el camión casi lo arrolla.
Mucha gente se ha quedado en el camino, muchas mujeres con niños chiquitos se han regresado porque no aguantaron la caminata, el sol, el calor. Se imaginaron que esto iba a ser difícil pero no sabían cuánto.
Yo sí lo sabía. Mi esposo me lo dijo. Ésta es la octava vez que él hace este viaje. Se venía para México a trabajar unos meses y regresaba con un dinerito. La última vez llegó hasta Estados Unidos y ya estaba trabajando allá, pero cuando supimos que se estaba organizando la Caravana, se regresó para sacarnos de Honduras.
La inseguridad y la delincuencia ya no nos dejaban vivir. Tengo tres varones adolescentes de 16, 15 y 12 años que estaban en riesgo porque la delincuencia ya los estaba reclutando para cosas malas. Teníamos que hacer algo.
Ahora que ya estamos lejos, ya nos sentimos con más libertad. Aquí nos han tratado mejor que en nuestro país, la gente nos ha dado lo que tiene aunque sea poco y en Honduras a veces no teníamos ni para comer.
Allá la vida de verdad está muy difícil. No hay trabajo y no hay dinero.
Todavía nos falta mucho para llegar a Estados Unidos con mi hermano, pero vamos a seguir adelante. Lo único que pido es que nos dejen vivir en paz, que no nos vaya a pasar algo malo en el camino, que no vayan a separar a mi familia, que nos dejen llegar.
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