El pasado martes 5 de febrero, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, declaró ante el grupo parlamentario de Morena que tras la detección de irregularidades y desvío de recursos en el programa de estancias infantiles se realizará un recorte presupuestal por más de 2 mil millones de pesos. Aunque no se ha formalizado una propuesta, en la justificación del gobierno federal de este monumental recorte, el secretario argumentó que en lugar de “atar” a los padres a estancias infantiles, se puede optar por la “flexibilidad” de dar ese dinero a las abuelas para que cuiden mejor de las niñas y niños.
En Oxfam entendemos—y celebramos—que el principal objetivo de este gobierno es acabar con la lacerante corrupción. Sin embargo, las decisiones consecuentes no pueden estar sostenidas en el atropello al derecho de las niñas y niños de este país, a contar con servicios públicos de cuidado seguros y de calidad; ni tampoco en el atropello al derecho de las personas mayores a vivir una vejez digna y no “atada” al trabajo de cuidados que le corresponde al Estado.
Considerar que los niños y niñas que no podrán asistir a estancias infantiles podrán ser cuidados por sus abuelos, muestra un claro desconocimiento sobre las extenuantes cargas de trabajo doméstico y de cuidados que realizan a diario las madres y abuelas. Sí, las principales responsables de estas tareas son las mujeres y de acuerdo con datos de la Encuesta Intercensal 2015, las abuelas dedican en promedio 40 horas a la semana al cuidado de miembros del hogar.1
Estas 40 horas representan una jornada laboral completa que compensa el conjunto de políticas existentes, patentemente insuficientes: licencias de paternidad de 5 días, licencias de maternidad de únicamente 12 semanas y guarderías y estancias infantiles insuficientes que, dicho sea de paso, excluyen a las y los trabajadores del sector informal (espacio donde se emplea más de la mitad de la población mexicana) y únicamente contemplan a padres solos.
Una decisión de política que apunta a los hogares como los responsables del cuidado no implica “flexibilidad”. Al contrario: reproduce estereotipos de género, profundiza desigualdades sociales entre quienes puedan acceder a servicios privados de guardería y quienes no, y exime al Estado de la responsabilidad de garantizar una efectiva protección social universal. Omite preguntar ¿quién va a cuidar de las abuelas y abuelos después?
Secretario Urzúa: agradecemos su preocupación por fortalecer los programas de cuidado en México como las estancias infantiles, pero es necesario entender y abordar ese fortalecimiento de manera integral. No hay atajos. Tenemos pendiente la creación de un sistema nacional de cuidados (aquí una propuesta para la ciudad, de la Red de Cuidados en México, como ejemplo). Y lo necesitamos como aliado para destinar los recursos necesarios para su implementación.
Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor o autora y no necesariamente reflejan la postura oficial de Oxfam México
1. Pacheco, Edith y Flores, Nelson. “Trabajo de cuidados directos e indirectos y su relación con la participación en el mercado de trabajo” Documento de trabajo de Oxfam México. Ciudad de México, 2018.