Según la Encuesta Nacional de Corrupción y Cultura de la Legalidad, la corrupción es el segundo problema más importante del país, solo después de la inseguridad. Más aún, los recientes señalamientos realizados por el exdirector de Petróleos Mexicanos confirman esta percepción y apuntan hacia una red de complicidad que involucra las más altas esferas del poder político y económico del país.
Combatir la corrupción importa porque ésta genera desconfianza en el gobierno, debilita el pacto social y disminuye recursos que deberían utilizarse para obras públicas, servicios y, en general, garantizar los derechos de todas las personas. Este informe aporta una nueva razón: la corrupción afecta más a quienes menos tienen.
De cada diez pesos que se pierden en potenciales actos de corrupción, cinco están destinados a gasto social.
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La (otra) mafia del poder