El personal de enfermería y las y los profesionales de la salud comunitarios somos la columna vertebral de la atención médica. Estamos en la primera línea de la respuesta ante la pandemia que ha sacudido al mundo entero, arriesgando nuestras vidas. El coronavirus nos ha mostrado que lo que de verdad importa es nuestra salud y bienestar. También nos ha recordado la importancia que tienen las personas que desempeñan trabajos en ámbitos esenciales como la salud, los cuidados, la venta ambulante, la docencia o la conducción de autobuses.
Las y los profesionales de la salud y quienes desempeñan otros trabajos esenciales tenemos algo más en común: estamos sobrecargadas, mal remuneradas, infravaloradas y, en muchos casos, desprotegidas, incluso en medio de una pandemia letal. Somos sobre todo mujeres, y personas negras y racializadas. Muchas de nosotras somos migrantes, pertenecemos a minorías étnicas o a otros grupos que se han visto empujados a los márgenes de la sociedad y, sin embargo, se espera de nosotras que sigamos manteniendo el sistema a flote.
El trabajo de Oxfam pone de relieve la importancia fundamental de estas trabajadoras y trabajadores, y cómo el coronavirus ha puesto al descubierto los peores impactos del abandono crónico que sufren los sistemas de salud, que se ven afectados por la falta estructural de personal y la congelación de las contrataciones, una situación cuyas consecuencias pagamos a diario. En términos más amplios, Oxfam también pone de manifiesto la profunda desigualdad que caracteriza a nuestros sistemas económicos, y cómo estos impulsan la desigualdad y la pobreza. A su vez, muestra el carácter transversal de las desigualdades, y visibiliza todo aquello que suele ignorarse, o quedar oculto tras las estadísticas.
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El virus de la desigualdad – resumen