Es un gusto tener la ocasión de presentar este informe publicado entre GI-ESCR y Oxfam México que busca contribuir al debate sobre la transformación del sistema energético y sus implicaciones para avanzar en la construcción de sociedades bajas en carbono, que promuevan la realización de los derechos humanos y avancen la igualdad de género. El informe busca identificar tanto las oportunidades como los riesgos que la revolución de energía verde representa para la realización de los derechos de las mujeres, quienes han sido históricamente marginadas y excluidas de estos debates a pesar de ser uno de los grupos sociales que más han sufrido los impactos negativos del fenómeno del cambio climático, así como de las medidas que se han articulado para contrarrestarlo y que actualmente está menos representado en el sector energético.
El informe hace evidente que el paradigma energético que hace más de 200 años ubicó a los combustibles fósiles en el centro de los sistemas globales de energía está agotado. Tenemos que encontrar nuevas formas para relacionarnos con la energía en su dimensión social, ambiental y económica. Con el más reciente informe publicado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático1 ya no cabe lugar a duda que el sistema de producción y uso de combustibles fósiles es la principal causa de la crisis climática con consecuencias catastróficas para todo el mundo.
En América Latina las repercusiones van desde el derretimiento de los glaciares andinos hasta las devastadoras sequías en Centroamérica que están causando desplazamientos de comunidades, escasez de agua e inseguridad alimentaria para millones de personas, pero con afectaciones graves y diferenciadas para las mujeres y niñas que sufren de condiciones sistemáticas de discriminación.
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Energía renovable y justicia de género