“Quédate en casa” es el mantra del Gobierno que resume la estrategia de aislamiento social que durará al menos dos meses. Mientras las élites económicas cantan Cielito lindo desde sus balcones, aprenden técnicas para el home office o “aprovechan” para practicar un hobby, millones de personas mexicanas se ven obligadas a salir diariamente a las calles para buscar algún ingreso para sus familias.
La lógica meritocrática del “merezco abundancia” y la filosofía de bolsillo de superación personal les sirve poco a 31 millones de personas mexicanas en pobreza que no son elegibles para los programas sociales prioritarios: ¿Qué significa salir adelante cuando no tienes la posibilidad de trabajar desde tu casa?
Cuando el mercado no puede, el Estado debe
El Gobierno decretó el estado de emergencia sanitaria del 30 de marzo hasta al 30 de mayo de 2020. Esto implica que todas las empresas y personas trabajadoras de sectores económicos no esenciales deben parar actividades. Desde el Gobierno Federal se llama a la solidaridad y heroísmo de las PyMEs, se señala con dedo flamígero a los malos empleadores y se ofrecen tímidos apoyos con bombo y platillo. No será suficiente para prevenir la crisis de pobreza que tenemos en ciernes.
No es suficiente alzar la voz. Hay cosas que no pueden esperar. Hay que formular propuestas concretas y exigir que se cumpla a cabalidad la promesa de “Primero los pobres”. Desde Oxfam México promovemos una renta básica para la población más vulnerable que no puede trabajar y no tiene seguridad social. Protejamos a esos millones de familias. No un crédito, no empleos: lo que se necesita es dinero contante, sonante y sin restricciones. El mercado no nos salvará por el momento. De acuerdo con el Premio Nobel de Economía, Amartya Sen, ninguna democracia que se precie de serlo permite que sus ciudadanos mueran de hambre.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo para el cuatro trimestre de 2019, en México hay 7.6 millones de personas trabajadoras por cuenta propia que no tienen seguridad social y viven en zonas urbanas.
¿Gasto o inversión?
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo para el cuatro trimestre de 2019, en México hay 7.6 millones de personas trabajadoras por cuenta propia que no tienen seguridad social y viven en zonas urbanas. Una renta básica que cubra las necesidades básicas mensuales de cada una de estas personas por tres meses le costaría al Gobierno 73 mil millones de pesos.
¿Una política cara? Sí lo es, pero no más cara que el paquete de rescate de PEMEX por 86 mil millones de pesos. Y comparado con otros paquetes de rescate para los hogares de América Latina, es una cifra modesta (0.3% del PIB) y se podrían – y deberían- hacer muchas más cosas. En Perú se invertirá hasta 12% del PIB, en Argentina 2% y en Chile 4.7%.
La inversión en una política que podría resultar cara contempla la atracción de beneficios a corto, mediano y largo plazo que permitirán afrontar la recesión económica al mantener ciertos niveles de consumo.
Si invertimos ahora en políticas como ésta, los beneficios a corto, mediano y largo plazo serán inmensos. Podremos salir rápidamente de la recesión económica al mantener ciertos niveles de consumo, lo que reactivará el mercado interno. Podremos mitigar los impactos en la pobreza y desigualdad al proteger los medios de vida de las personas. Podremos salir de la emergencia sanitaria antes porque el “Quédate en casa” pasaría de ser un privilegio a convertirse en una opción realista para todas las personas.
Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor o autora y no necesariamente reflejan la postura oficial de Oxfam México.
Imagen miniatura tomada de https://www.forbes.com.mx el 5 de mayo del 2020 a las 17:15hrs
Imagen principal tomada de https://www.eluniversal.com.mx el 5 de mayo del 2020 a las 17:16 hrs