1:46 AM OK. Con cuidado
2:00 AM ¿Todo bien?
2:02 AM Sí, ya casi llego
2:11 AM Ya estoy en mi casa. Gracias. Descansa
Todas tenemos alguna conversación como ésta en el chat de WhatsApp, porque todas hemos sentido miedo de no llegar a casa luego de una noche de fiesta.
Las mujeres que vivimos en México sabemos que la autoridad es incapaz de garantizarnos seguridad, que si alguien nos violenta, no va a enfrentar ninguna consecuencia porque, aunque haya denuncia, no habrá investigación y además se nos culpará porque nos pusimos un vestido corto, porque íbamos borrachas o porque salimos de fiesta solas.
Las mujeres sabemos que tenemos que cuidarnos entre nosotras. Y eso hacemos.
Luego del feminicidio de Mara Castilla, quien fue violada y asesinada por el conductor de Cabify que debía llevarla a su casa, miles de mujeres salieron a la calle en distintas ciudades para protestar y exigir justicia. Citlali Murillo participó en una de esas protestas en Guadalajara.
“No nos conocíamos pero compartíamos la misma rabia. Fue muy fuerte porque cualquiera de nosotras pudo haber sido Mara. Todas hemos salido a fiestear y todas nos hemos emborrachado, pero para Mara eso significó tortura sexual y asesinato”, me contó Citlali en un encuentro con activistas tapatías, al que acudí con colegas de Oxfam México.
Del miedo de ser la siguiente Mara, surgió la idea de crear un grupo de mujeres en WhatsApp para reportar ubicación y avisar sobre los traslados inseguros, igual que los chats que tenemos con nuestras amigas o nuestras roomies, pero a gran escala.
Citlali me agregó a ese grupo, que se llama “Seguridad mujeres” y tiene 114 participantes.
Las reglas son sencillas: sólo lo usamos para compartir ubicaciones o traslados en tiempo real, o para reportar situaciones en las que nos sentimos inseguras o vulnerables; no juzgamos ni criticamos y nos mantenemos pendientes de que las demás lleguen a salvo.
Ir sentada en el asiento trasero de un UBER en la madrugada, con el celular en la mano para no perder de vista la ruta que debe seguir el conductor, y sentirte acompañada virtualmente por más de una centena de mujeres, se llama sororidad; que es esa actitud de abrazar a la otra -física o virtualmente- y escucharla, creerle, apoyarla…en este caso, cuidarla, porque es mujer como tú.
En el grupo, además, no faltan quienes responden a dudas sobre cómo hacer una ficha para reportar a una persona desaparecida, teléfonos y lugares para presentar una denuncia, o información de organizaciones que brindan asesoría y acompañamiento.
Sí. Las mujeres nos cuidamos entre nosotras y sabemos que estrategias como ésta pueden salvar vidas, pero yo tengo claro que esto no es suficiente. Los mensajes que se comparten en el grupo son apenas una muestra de la tremenda violencia que enfrentamos. La mayoría son sobre ubicaciones o traslados, pero apenas a un mes de haberme integrado al grupo, me enteré de dos jóvenes mujeres y una niña de 9 años desaparecidas, de otras dos mujeres que estaban en riesgo en sus propias casas y de una más que estaba siendo acosada sexualmente por su jefe.
La violencia de género está tan desbordada, que, como dice Citlali, “en México las mujeres tenemos uniforme y toque de queda. Nos autocensuramos para sobrevivir”.
Ideas no nos faltan para cuidarnos y defendernos, sé de mujeres que toman cursos de Krav Maga para enfrentar a quien intente agredirlas, otras que diseñan servilletas para detectar si te pusieron droga en la bebida y otras más como Citlali, que crean grupos en WhatsApp para cuidar de las demás y de sí mismas durante sus traslados.
Lo que nos falta son autoridades que desquiten el sueldo que reciben de nuestros impuestos, policías que nos cuiden en vez de vernos el trasero y chiflarnos cuando vamos caminando por la calle, ministerios públicos que trabajen con perspectiva de género en vez de revictimizarnos, jueces y juezas que se pongan a trabajar, o sea, a hacer justicia.
Es verdad que cuando eres víctima de una agresión o un delito, sólo presentar la denuncia es una pesadilla, pero no podemos aflojar el paso. Tenemos que seguir presentándonos ante la autoridad para exigir justicia, tenemos que seguir saliendo a la calle cada 25 de noviembre y acabarnos la garganta gritando los nombres de las víctimas de feminicidio; y tenemos que marcar en las boletas electorales los nombres de más mujeres, porque al parecer hace falta haber sentido miedo genuino de ser violada y asesinada en un traslado nocturno a tu casa, para tomar acción y garantizar un país en el que, quien violente a una mujer, enfrente muy severas consecuencias por ello.
Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor o autora y no necesariamente reflejan la postura oficial de Oxfam México
Imagen miniatura tomada de http://cadenaser.com/ser/2017/02/27/ciencia/1488184683_196565.html el 5 de junio de 2018 a las 16:16 hrs