Justicia de género

De todas las personas que viven en pobreza, la mayoría son mujeres. Ellas suelen tener menos recursos, oportunidades y posibilidades de ejercer sus derechos que los hombres. Factores como la clase social, la edad, la etnia, el color de piel o la religión hacen que las mujeres enfrenten más obstáculos para disfrutar sus vidas de manera plena.

Es claro que la economía global no funciona para las mujeres. Sabemos que si las causas estructurales de la desigualdad económica extrema no cambian, las mujeres –sobre todo las más pobres– no verán los frutos del crecimiento, aunque ellas mismas lo estén generando.
A través de nuestras campañas, buscamos conseguir cambios generalizados y a largo plazo en las actitudes, creencias, legislaciones, normas y comportamientos de hombres y mujeres, para que ellas puedan disfrutar las mismas oportunidades y convertirse en agentes de cambio en la lucha por sus derechos.