Por Luz Rodea
Coordinadora de comunicación de la estrategia de respuesta a la emergencia de Oxfam México
Trabajar en Organizaciones de la Sociedad Civil no es fácil; en primer lugar, la gente relaciona la idea de una ONG con labor social, servicio a la comunidad o caridad, y esto hace que las personas, tanto dentro como fuera del sector, piensen que tu trabajo es un regalo.
Algunos piensan incluso que se trata de un hobby o una actividad extra que se toma a juego. Nada más lejos de la verdad. En los siete años que llevo trabajando en el tercer sector, me he topado con todo tipo de experiencias retadoras: desde aquellos que han minimizado mi trabajo por “no ser un trabajo real” –y por lo mismo, me han ofrecido sueldos de risa- hasta quienes me han dicho que debería dedicarme a otra cosa “porque el mundo nunca va a cambiar”. Pero esos momentos no superan la experiencia de hacer equipo con personas inteligentes y comprometidas, que no he encontrado en ningún otro lugar.
He colaborado con Oxfam a lo largo de varios años y desde el primer momento me sentí abrumada por el reto que tenía enfrente. Integrarme –aunque fuera temporalmente- a una organización conformada por personas que dedican sus talentos a lograr un país –o mundo- menos desigual, y que no lo ven sólo como un trabajo, sino como una forma de vida, me ha inspirado siempre.
Cada una de las personas con quienes he colaborado en diferentes proyectos, tiene una pasión grandísima por su trabajo y una visión integral de cómo sus acciones realmente pueden impactar la vida de otras personas a distintos niveles. Es una organización que sabe, además, que el trabajo se hace en equipo y busca constantemente la cooperación, en vez de la competencia. Pero especialmente, el equipo de Oxfam entiende muy bien que para lograr transformaciones de fondo, todos deben estar involucrados, desde los miembros de las comunidades donde trabajan, hasta los directivos.
Trabajar con Oxfam siempre ha sido un deleite por la amplia visión que tiene, cada proyecto contiene un objetivo a largo plazo; cada persona involucrada entiende que el trabajo contra la desigualdad no se trata de implementar acciones paliativas para disfrazar los problemas, sino de generar capacidades y empoderar a las personas para que no dependan de intervenciones asistencialistas. Pero creo que lo que me gusta más de Oxfam es su capacidad de generar crítica – y sobre todo, autocrítica- y reconocer cuando, como sociedad civil, debemos detenernos y preguntarnos si realmente vamos por el camino correcto. Si lo que se está haciendo va a dar los resultados esperados y, a partir de las conclusiones, continuar con el trabajo.
Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor o autora y no necesariamente reflejan la postura oficial de Oxfam México