¿Protestas de cientos de activistas, marchas multitudinarias, tanques en las calles, policías usando cañones de agua y gas pimienta mientras lxs líderes de las economías más grandes se reúnen para hablar sobre las prioridades del mundo? No, este no es un fin de semana normal en la ciudad de Hamburgo.
Durante los días 7 y 8 de julio se llevará a cabo la Cumbre de Líderes del G20, cuya presidencia tiene este año el gobierno de Alemania. La gran cantidad de marchas anti-capitalistas y en contra del G20 son una respuesta a las enormes desigualdades económicas y sociales que afectan a millones de personas en el mundo. También son una consecuencia del ambiente geopolítico actual, en el que países como Estados Unidos y Gran Bretaña amenazan con romper con el orden internacional en el cual el multilateralismo era ley.
Como cada año, la Cumbre de Líderes es un momento de gran visibilidad a nivel mundial, pero debido al contexto actual, los ojos del mundo estarán sobre Hamburgo los próximos días. Para empezar, ésta será la primera ocasión en la que Donald Trump y Vladimir Putin se encuentren oficialmente en un foro internacional, por lo que hay enorme especulación sobre los temas que discutirán. Por otra parte, las 19 economías que aún son parte del Acuerdo de París pasarán un momento amargo al enfrentarse a Estados Unidos, con su reciente decisión de abandonar uno de los acuerdos internacionales de mayor importancia que sin duda definirá cómo se verá nuestro mundo en 15 años.
Hoy más que nunca, el G20 es un espacio internacional importantísimo. Es el único foro en el que las potencias internacionales tradicionales como Estados Unidos, Francia y Alemania se sientan en la mesa con economías emergentes como China, India, Brasil y México y pueden negociar en un espacio más horizontal los temas que más apremian a nuestras sociedades. Este año, la agenda de los líderes incluirá temas como crecimiento global, comercio, desarrollo sostenible, migración salud, digitalización, mujeres y empleo, pobreza en África e incluso una reunión a puerta cerrada sobre terrorismo.
¿Por qué nos debe importar el G20?
En Oxfam pensamos que un espacio tan complejo como el G20, aún con todas sus deficiencias y limitaciones, es clave para impulsar los cambios que necesitan nuestras sociedades. Este año hacemos un llamado urgente a los líderes mundiales para que de una vez por todas acuerden un pacto exhaustivo para acabar con la desigualdad mundial. Es necesario defender todo lo que se ha ganado en ámbitos como desigualdad social y económica, cambio climático, migración, justicia fiscal y derechos de las mujeres, y no dar marcha atrás frente a posturas aislacionistas y retórica de odio.
Hay crisis mundiales como las hambrunas en Somalia, Yemen, Sudán del Sur y Nigeria que tienen que ser resueltas por los países del G20, quienes –incluido México– tienen los recursos para salvar millones de vida frente una crisis humanitaria largamente anunciada y que no deberíamos estar presenciando con los brazos cruzados en 2017.
¿Y en dónde queda México en el G20?
Sin duda, ésta será una Cumbre difícil para el gobierno mexicano. Llegamos a Alemania en una situación de mucha tensión con Estados Unidos, no solo en la relación bilateral, sino en temas globales que México ha defendido desde hace mucho tiempo, como el cambio climático. La agenda de México para los próximos dos días incluye refrendar el Acuerdo de París, defender un libre comercio basado en reglas y promover un crecimiento económico incluyente. Esperamos que nuestro gobierno recuerde que en México aún hay problemas estructurales que permiten la acumulación de la riqueza en una pequeña élite que concentra tanto poder que incluso puede modificar las reglas del juego, económicas y políticas, a su favor. Es urgente atender el problema de la desigualdad extrema, y esperamos que el 2017 sea el año en el que los países del G20 se lo toman en serio.