La vida de Ángel Ruiz ha estado marcada por el agua. Por la abundancia, la escasez y la defensa del agua.
Originario del municipio de Santiago Apóstol, Ángel tuvo que dejar su comunidad en 1996 para emigrar a Estados Unidos en busca de trabajo porque ya no disponía de agua suficiente para sembrar.
Su experiencia de dos años en el país vecino no fue buena.
“Hay mucha represión por parte de los patrones, te hacen trabajar más de lo debido. Aquí también trabajamos mucho pero uno decide su horario, uno tiene la conciencia de que se tiene que levantar a las 4 o 3 de la mañana pero con alegría, no porque te están esclavizando,
“porque así es en los Estados Unidos, tienes que entrar a la hora exacta, no puedes llegar 15 minutos tarde porque ya te están descontando en tu sueldo”, recuerda.
Cuando Ángel regresó a Oaxaca, la sequía se había exacerbado y para 2005, los pozos de los Valles Centrales ya llegaban a los 30 metros de profundidad en un intento desesperado de lxs campesinxs por obtener agua para mantener sus siembras.
Herederxs del conocimiento y el respeto por la naturaleza que les ha legado el pueblo zapoteco durante generaciones, los miembros de 16 comunidades de los Valles Centrales decidieron construir obras de captación de agua de lluvia.
Hoy esos retenes, hoyas y pozos de captación suman más de 300 y gracias a este trabajo colaborativo, lxs campesinxs han logrado, en once años, recargar el acuífero.
Sin embargo, Ángel reclama que el marco regulatorio le impide usar el agua libremente para regar sus plantas de cebolla, rábano, ejote, cilantro, perejil.
Por un lado, existe un Decreto de Veda de agua subterránea para los Valles Centrales de Oaxaca que impide el libre aprovechamiento de los pozos agrícolas de la región, si no se cuenta con un título de concesión expedido por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Pero además, de acuerdo con Ángel, la cantidad de metros cúbicos determinada en los títulos de concesión está muy lejos de ser suficiente para mantener las siembras y lxs campesinxs comúnmente incurren en consumo de excedentes, lo que implica multas.
“Por ejemplo, hay campesinos que en su concesión tienen 250 metros cúbicos y esa cantidad en un mes se acaba y tiene uno que usar el agua no concesionada, a eso le dicen excedente y CONAGUA nos manda multas porque dice que estamos gastando mucha agua, a una persona de esta comunidad le llegó de 24 mil pesos el excedente de agua”, explica Ángel.
Ante esta problemática, las 16 comunidades zapotecas albergadas en la Coordinadora de Pueblos Unidos por el Cuidado y Defensa del Agua (COPUDA), iniciaron en 2015 un proceso de consulta indígena para pedir a CONAGUA que modifique el decreto de Veda. Como presidente de la COPUDA, Ángel es el portavoz de los reclamos lxs campesinxs.
“Lo que estamos proponiendo es que tengamos un derecho preferente, nosotros como pueblos originarios, de libre acceso al agua, que no nos restrinjan el agua porque realmente CONAGUA no la distribuye equitativamente para todos. Aquí vemos a muchas embotelladoras que llegan a la comunidad y que están vendiendo el agua y a nosotros nos la restringen”, advierte.
Oxfam México apoya a lxs sembradorxs de agua en su petición de levantar el Decreto de Veda e impulsa la participación de las comunidades indígenas en procesos democráticos para garantizar su derecho al agua y a la alimentación.