Hace tiempo soñé con un mural de siluetas femeninas que nadaban entre siluetas de caimanes amigables, bajo destellos naranjas y rosados de un río muy bello. El espacio fluía: las mujeres, la naturaleza, la luz. En la esquina inferior izquierda la firma decía Xingú, el nombre de un río brasileño. Quizás mi inconsciente relacionó dichos colores con su cauce porque en éste habitan increíbles delfines rosados.
No obstante, el Xingú está en peligro. Vestida con un blusón naranja y amarillo, de cabellera roja, con el latido del corazón en su voz añeja, una mujer dio testimonio en el Foro Alternativo Mundial del Agua (FAMA) el pasado marzo, de cómo la hidroeléctrica Belo Monte se apodera del río Xingú, mientras que las poblaciones indígenas aledañas pierden entre otros tantos derechos, el acceso al agua.
Durante el FAMA celebrado en marzo del 2018 en Brasilia. Personas de todo el mundo, pero mayoritariamente de Brasil, dieron cuenta de cómo las mujeres, los pueblos indígenas y las personas trabajadoras luchan contra situaciones que no soñaron, que no desearon, para las que no estaban preparadas, pero que tienen que enfrentar. Porque sin agua no se tiene salud, bienestar, ni sustento.
El FAMA estuvo desbordado de indignación por tantos motivos dolorosos. Al unísono se escuchó varias veces “¡Marielle Franco presente!”, su rostro apareció en carteles junto al de otras defensoras como la mexicana Bety Cariño y la hondureña Berta Cáceres, durante la apertura de la Asamblea de las Mujeres en el Pabellón de Exposiciones en el Parque de la Ciudad en Brasilia.
Los testimonios tenían un claro componente de desigualdad, mientras las empresas energéticas, las constructoras, los agronegocios, las embotelladoras y las mineras tienen acceso suficiente al agua para sus actividades lucrativas, para las mujeres y sus familias las condiciones son cada vez peores.
La propuesta que se plantea es radical porque se trata de regresar a la raíz del problema, de cómo nos hemos relacionado con el agua como sociedad en un sistema capitalista. De cómo éste se estrecha con el patriarcado, dejando a las mujeres en un lugar equiparable al de un recurso. Se me enchinó la piel cuando escuché la consigna ¡Mulheres, água e energia não são mercadorias! (¡Mujeres agua y energía no son mercancías!). Tan ad hoc a la situación mexicana, donde se nos trafica de manera criminal.
En la discusión estuvo presente la demanda de reconocer el trabajo doméstico y de cuidados como “trabajo”, valga la redundancia. ¿Por qué presentar esta exigencia en un foro del agua? por la sobrecarga de trabajo que implica no tener acceso a ella.
Trata de limpiar tu casa o hacer la comida sin agua, ¿cuánto tiempo más te ocupa? y, además, si no lo haces tendrás el doble de trabajo al día siguiente. No olvidemos que para muchas mujeres que viven en situación de pobreza, de esta labor depende que les paguen el día, porque su salario no está asegurado.
La relación que tienen las mujeres con el agua no es natural, ha sido construida socialmente, por ello en el FAMA se propone superar la división sexual del trabajo. Y “reconocer que el trabajo doméstico y de cuidados está en la base de la sustentabilidad de la vida”.
Todas las presentes en el FAMA son trabajadoras. Las mujeres que se encontraban en las cocinas para dar alimento a más mil campantes de diferentes movimientos sociales. También quienes se encargaron de la coordinación del evento. Y quienes expusieron en los pódiums, mesas y plenarias. Todas allí juntas demandando condiciones de trabajo decente, basadas en relaciones democráticas, protegidas y libres de toda precarización.
Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor o autora y no necesariamente reflejan la postura oficial de Oxfam México
Imagen miniatura tomada de http://fama2018.org/2018/03/22/continuidade-dos-fama-e-construcao-do-congresso-do-povo-apontam-proximos-passos/ el 4 de mayo de 2018 a las 14:22
Imagen principal tomada de http://fama2018.org/2018/03/27/declaracion-final-foro-alternativo-mundial-de-las-aguas/ el 4 de mayo de 2018 a las 14:23